11 julio, 2007

Una Danza Exquisita

En el gran salón de la vida, no deberías estar danzando con la confusión, por favor. No deberías estar bailando con la duda. Deberías estar danzando con la claridad. Deberías estar bailando con la serenidad. Deberías estar danzando con la tranquilidad. Estas son las cosas que, una tras otras deberían estar alineadas en tu vida, para que cuando termine un baile, venga el próximo, y el próximo, y el próximo. Y la vida se vuelve real. Se torna verdadera.
No una fantasía sobre el mañana. No una proyección para el mañana, sino la realidad. Y empiezas a vivir, empiezas a prosperar. Y créeme, esa sonrisa en tu rostro es muy diferente que la sonrisa condicional que tienes todos los días. Condicional.
Estaba en mi coche escuchando música y estaba sonriendo. Y esta persona parada al lado me miró y porque yo estaba sonriendo, él comenzó a sonreír. Y dije, “No sabes por qué estoy sonriendo.” Yo sé por qué tú estás sonriendo: estás sonriendo porque me miras, yo estoy sonriendo y entonces tú lo haces también. Sonrisa condicional. Pero la mía no es una sonrisa condicional. Yo estoy sonriendo porque estoy recordando a través de esta música, a través de esta canción, cuán importante es el ir y venir de cada aliento. Cuán importante es hoy. Cuán importante es estar conciente cada día. Todos los días.
¿Puede ser? Tiene que ser. ¿Es posible? Sí, lo es. Y digo esto con toda la convicción porque lo he visto. He visto el corazón conmovido una y otra, y otra vez. He visto que la danza con la claridad, la danza con la serenidad; la danza con la paz es exquisita. Y la música que la acompaña es aún más exquisita.
Y el sentimiento no es de cansancio. El sentimiento no es de derrota. El sentimiento no es de perder. Sino de ganar. Ganar cada día.
Poner en la copa interior lo más valioso. No las razones. Sino el entendimiento.

Maharaji

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